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Te contamos cuáles fueron los primeros pasos de esta bebida tan refrescante de verano y sus ingredientes principales.

 

La primera vez que aparece la sangría en los textos es gracias a un sacerdote en 1788, que la definía como una “bebida inventada por los ingleses que se toma mucho en las colonias inglesas y francesas de América”.

El término sangría parece provenir de la voz inglesa “sangaree”, la cual se inspiró en la palabra española “sangre” para denominar esta bebida por su color. Conocida como “limonada del vino” en algunas colonias españolas de América, recuperó su origen idiomático al extenderse su consumo en nuestro país a partir de 1850.

La sangría suele estar compuesta por vino tinto o blanco, trozos de fruta, azúcar y en ocasiones algún licor. Pero, ¿qué dice la normativa al respecto?

 

Dentro de esta bebida derivada del vino, podemos encontrar los siguientes tipos:

Sangría, sangría-zurra, clarea y clarea-zurra.

Por definición, la sangría es la “bebida derivada del vino compuesta de vino blanco, rosado o tinto y agua natural y carbónica, con zumos, extractos o esencias naturales de frutos y con adición o no de azúcares”.

La sangría-zurra es aquella que contiene además brandy u otros aguardientes.

La clarea es aquella que está compuesta por vino blanco y la clarea-zurra tendrá brandy u otros aguardientes.

 

La proporción mínima de vino contenida debe ser del 30% y el grado alcohólico comprendido entre 3° y 7°. No se pueden añadir colorantes artificiales.

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