La sal es el producto cristalino constituido por un mínimo de 94% de cloruro sódico.
Las sales pueden proceder del mar o de manantial. Estas pueden ser refinadas y de mesa.
Sal refinada: Sal purificada por lavado o disolución seguida de cristalización.
Sal de mesa: Sal refinada de gránulo igual o inferior a 2 milímetros.
Dentro de la sal marina se puede hablar también de tres tipos:
Sal marina virgen: La sal se obtiene por la acción del viento y del sol, recogida a mano y lavada sólo en el lugar donde cristaliza, sin la adición de ningún ingrediente.
Sal en escamas: El tamaño del gránulo es superior a 3 milímetros.
Flor de sal: Cuando la capa flotante de la sal cristalizada en la superficie del agua se recolecta manualmente, sin lavar ni adicionar ningún ingrediente. El tamaño del gránulo será igual o inferior a 3 milímetros. Un ejemplo es la Flor Sal de Ibiza: Ver aquí
A la sal se le pueden añadir otros componentes para formar sal yodada, fluorada, yodofluorada o nitritada. Este tipo de sales ayudan al aporte de micronutrientes en la dieta.
Además, a las sales se les pueden añadir diferentes productos naturales que le aporten sabor como ajo, azafrán o estar ahumadas. Es el caso de las sales La Chinata: Ver aquí
Aparte, las sales pueden tener un toque de color gracias a arcillas volcánicas o carbón vegetal activo, como las sales de Hawai: Ver aquí
Las hay con productos fuera de lo común, como la sal Soso con huevas de atún: Ver aquí
No te conformes con la sal de siempre y prepárate para darle un toque especial a tus platos con estas sales diferentes y sorprendentes. Te encantarán.